¿Por qué la unidad y no la multiplicidad?

Si tuviéramos que ubicar como paradigmas a la unidad y a la multiplicidad en la historia de la filosofía, podríamos hacerlo de la siguiente manera: A la unidad la atribuiríamos necesariamente a las edades históricas de la filosofía antigua, medieval y moderna, mientras que a la multiplicidad debiéramos ubicarla en la edad contemporánea.

A lo largo de las diferentes épocas el ser humano, a grandes rasgos, ha tratado de encontrar la unidad en la multiplicidad, el orden en el caos, que le permita conocer y comprender la realidad para, en última instancia, poder transformarla. ¿Cuál será entonces la razón por la cual los pensadores de las últimas décadas o del último siglo han tratado, o han optado por la multiplicidad? A mi entender, detrás de esta opción se encuentra la comprensión del entramado de poder subyacente a todas estas unificaciones de lo múltiple. Quizás nunca mejor expresado que en la sabiduría popular, a saber, "la unión hace la fuerza". La unidad es poder, y esta unidad que es poder es aplicable a la fuerza, al conocimiento, a la política, a la economía, etc. El todo es más que las partes y esto no es muy bueno para las partes.

La consecuencia previsible del abuso de lo uno por sobre lo múltiple es evidente para los ojos de cualquier contemporáneo. Violencia, abuso de poder, guerra, muerte, destrucción, explotación, esclavitud, desigualdad, injusticia, etc. ¿Y esto por qué? Porque el poder se concentra en unos pocos. Y si fuera posible, lo esperable y deseable por aquellos que detentan el poder sería que este recayera sólo en un par de manos. También, porque la unidad es identidad, y la identidad no acepta nada distinto a ella. El siglo XX ha demostrado el ejercicio casi extremo del poder violento de la unidad en el exterminio de lo diferente. Resultado del desencanto y la suspicacia del hombre en lo concerniente a la ciencia y a las instituciones, los pensadores han virado a favor de la multiplicidad por primera vez en la historia del pensamiento humano.

A continuación transcribo un extracto del libro “Un mundo feliz” (1932) del escritor inglés Aldous Huxley (1894-1963) que me parece dibuja muy bien la cuestión de la multiplicidad, pero desde la contemporaneidad. Cabe agregar a manera introductoria de la cita, que el libro del...
...que fue tomado es una distopía o antiutopía que transcurre en el año 2540 o 632 después de Ford según el calendario de la misma obra.


–Imaginen un tubo que encierra agua a presión. –Los estudiantes se lo imaginaron–. Practico en el mismo un solo agujero –dijo el interventor–. ¡Qué hermoso chorro!
    Lo agujereó veinte veces. Brotaron veinte mezquinas fuentecitas.
[…]
    La locura es contagiosa.
[…]
    Madre, monogamia, romanticismo… La fuente brota muy alta; el chorro surge con furia, espumeante. La necesidad tiene una sola salida. «Amor mío, hijo mío.» No es extraño que aquellos pobres premodernos estuviesen locos y fuesen desdichados y miserables. Su mundo no les permitía tomar las cosas con calma, no les permitía ser juiciosos, virtuosos, felices. Con madres y amantes, con prohibiciones para cuya obediencia no habían sido condicionados, con las tentaciones y los remordimientos solitarios, con todas las enfermedades y el dolor eternamente aislante, no es de extrañar que sintieran intensamente las cosas  y sintiéndolas así, y, peor aun, en soledad, en un aislamiento individua sin esperanza, ¿Cómo podían ser unos seres estables?
[…]
Los impulsos coartados se derraman, y el derramamiento es sentimiento, pasión, incluso locura; todo depende de la Fuerza de la corriente, y de la altura y la resistencia del dique. La corriente que no es detenida por ningún obstáculo fluye suavemente, descendiendo por los canales predestinados hasta producir un bienestar tranquilo. [1]


Me resultó  interesante como Huxley analiza o describe, quizás sin proponérselo, a la unidad relacionada con las pasiones, con la voluntad y, en ultima instancia, porque no, con la psicología humana. Pareciera que esta describiendo la estructura de la psiquis humana. En el hombre la unidad lo llevará a poseer un único agujero de salida del tubo de su existencia, y la salida será a presión e impresionante. Con extremada fuerza y vehemencia ya que es su única vía de descarga canalización o escape. Ahora bien, si se practican muchos agujeros al mismo tubo, entonces la presión no será la misma ya que el agua tendrá diferentes vías por las que escapar.

En última instancia, lo que el autor está queriendo expresar con el pensamiento de esta sociedad distópica es que la unidad es necesidad y la necesidad conduce a la locura. El remedio para esto será la multiplicidad que es en verdad libertad. Como los chorros que salen del tubo por diversos agujeros encontrando menor oposición en su salida que si hubiera un solo orificio. La libertad es falta de restricciones para que los impulsos naturales del hombre sigan su cause múltiple sin oposición.

Si nos quedáramos simplemente en este momento de la reflexión podríamos inclinarnos a pensar que la multiplicidad es la mejor opción que tiene el hombre. Sin embargo la cita precedente nos lleva a pensar también en una advertencia. La multiplicidad quita intensidad y sensibilidad masificando al ser humano en algo informe y caótico. El precio de este tipo de libertad es la apatía, la abulia, la falta de ideas claras, de proyectos, de sueños, de ideales. La carencia de pensamiento crítico y de deseo de cambio. La unidad, entonces, tiene sus ventajas, no solo a nivel gnoseológico sino también en el ámbito antropológico, de la misma manera que la multiplicidad. En nuestra época estamos transitando la opción por la multiplicidad, seamos al menos conscientes de lo que esto significa para nuestra comprensión de la realidad y de nosotros mismos.

[1] HUXLEY A., (2007). Un mundo feliz. Bs. As. : Debolsillo.

Comentarios

  1. Muy bueno, Armando, me gustó mucho el planteo de la cuestión, muy claro, muy interesante el análisis de la relación unidad-poder.
    Con respecto a la segunda parte, me genera la pregunta de si la multiplicidad, a lo que afecta o disminuye, es a la intensidad [de la corriente] y sensibilidad, o al poder mismo, ya que, por definición, lo múltiple es lo sensible, las sensaciones, el caos en Kant, y que, en cuanto tal, refieren a la materia. Sólo desde el pre-juicio o el pre-supuesto de que la materia es inerte, esta afirmación de la pérdida de sensibilidad e intensidad de la multiplicidad tendría sentido. En cambio, podría pensarse que es la unificación operada sobre la materia, ejerciendo un acto de poder -quizá ni siquiera sea un solo acato, que remita a un solo agente, quizá se trate de procedimientos impersonales, no sé-, lo que quita intensidad y sensibilidad, "aportando" -o imponiendo- inteligibilidad y produciendo como efecto una depotenciación, una pérdida de la potencia.
    En la imagen de Auxly, ya viene presupuesta la unidad en tanto que la corriente es solo "una"; lo cual puede también cuestionarse y así, podría pensarse que son múltiples las "corrientes" que nos habitan, que nos atraviesan o que vehiculizamos.

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  2. Mauro, no sería la multiplicidad en sí la que disminuiría la intensidad y sensibilidad sino la concepción y opción por ella en contraposición a la unidad. Así, el poder se vería debilitado como por una ilusión de satisfacción y aparente libertad. Cabe aclarar que esta sería una de al menos dos caras del poder. La otra cara sería la de aquellos que detentan el poder, y acuerdo nuevamente contigo. No creo que sea un único agente y tal vez ni siquiera sean agentes, en el sentido de sujetos responsables directos, sino estructuras o, siguiendo con las imágenes de Huxley, corrientes. Quizás se pueda criticar la imagen elegida por la unilateralidad del tubo y de la corriente, pero toda imagen tiene sus ventajas y sus limitaciones. Es verdad que el ser humano está traspasado por más de una "corriente" o al menos así lo entiendo.

    Ahora bien, creo innecesario considerar como inerte a la materia para poder justificar la perdida de intensidad y sensibilidad del hombre frente a la multiplicidad, ya que el eje de la cuestión no estaría ni en la multiplicidad, es decir en las cosas, ni en la materia, sino en el hombre que ha optado por la multiplicidad como una forma de negación y/o escapatoria de la unidad. Entendiendo esta última como violencia, represión, control y dominio, en contraposición a aquella comprendida como libertad.

    Es cierto que históricamente el hombre ha dominado la naturaleza a través de la unificación de lo múltiple y es esto lo que se busca negar, entre otras cosas, al optar por la multiplicidad. Por esto, en nuestro tiempo, el conocimiento ha dejado de ser el problema más importante, pasando a un segundo plano y dejando su lugar al problema ético. ¿Cómo hará la humanidad para convivir consigo misma, respetando todas y cada una de las diferencias, sin caer en la tentación de unificar, es decir, dominar, imponer, cosificar, etc., a los demás seres humanos y a la naturaleza misma?

    De la misma manera que el hombre experimenta una especie de relajación o sopor, igualmente la experimenta la realidad, o mejor dicho, nuestra comprensión de la realidad. Todo se vuelve más líquido, por decirlo de alguna manera. Retomando la imagen de la cita, más veloz el vaciamiento desde la perspectiva interna, pero más tranquilo desde lo externo. En otras palabras, hombres vacíos en su interior y dóciles en su apariencia pero convencidos de que son libres. Sin ánimos de unificar lo múltiple, creo que en esta opción por la multiplicidad en relación a la unidad se juega mucho de la filosofía actual y nuestra comprensión de la realidad.

    Gracias por tu lectura y comentarios. Espero haber respondido a tus preguntas. Saludos.

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  3. Gracias por responder, Armando.
    Leyendo tus palabras, se me ocurían algunas cosas.
    Creo que sólo puede entenderse como "debilitamiento" la pérdida, o la opción de dejar de lado la unidad, y también entenderse como ilusoria esa "libertad", si se presupone que "lo que queda" tras la pérdida de la unidad, esto es, la materia, la pura multiplicidad, no tiene ninguna consistencia, sino que más bien es una nada, un vacío. Entiendo que esta perspectiva se asienta en una visión sustancialista, desde la que cada ente está determinado en su individualidad. Por eso, desde un materialismo -no digo un consumismo, pueril y frívolo- no tendría asidero, o sólo tendría estatuto de distinción "teórica" (por decirlo de alguna manera), la distinción entre "multiplicidad en sí" y "opción por la multiplicidad", ya que el hombre también está constituído por esa materia y vive en esa materialidad y lo que lo lleva a esa "opción" es un movimiento vital; es desde la carne, desde la sangre, desde donde se rechaza esa "unidad". Lo mismo para la distinción "interior"-"exterior"; porque en el caos de la materia -de la que son inmanentes tanto la fuerza, la intensidad, los sensible, lo vital, los afectos, etc.- se van produciendo movimientos de diferenciación pero no de determinación desde una "forma" (límite/individualidad), siguiendo la teoría hilemórfica, ni tampoco desde otro acto distinto de la forma sustancial, léase, acto de ser (esse), ni por las determinaciones de la "posición del sujeto", ni mediante la constitución fenoménica de una "conciencia intencional", por nombrar algunas interpretaciones dadas en la historia de la filosofía.
    En cambio, Simondón habla de "individuación", por ejemplo; Deleuze de "acontecimientos", "lo singular", "haecceidades" (tomándolo de Duns Scoto), Lyotard de "diferendo", Heidegger de "Ereignis" (en este último caso, ya no desde un materialismo, pero en la misma línea, según entiendo).
    Por eso también hablar de "relajación", "liquidez", "sopor", también suena a carácter privativo y negativo de la "salida" de la unidad. Me parece que es al revés, no es que quedamos expuestos a la dominación porque nos venimos más tontos y fácilmente engañables por el/los poderes, sino que, permaneciendo en esa "unidad" ya estamos siendo introducido al sistema, a la Matrix, a los poderes.
    La materia, lo múltiple no es una nada -insisto- ni nos deja expuestos ni a la debilidad ni a la guerra de todos contra todos, porque la materia también abre la posibilidad al afecto, pero para eso hay que dejarse afectar, es decir, deconstruir "activamente" esa unidad, que, en algún sentido, en el hombre se llama Ego.
    Bueno, eso quería compartir. Gracias por este espacio!
    Un abrazo.

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  4. Mauro, interesante tu aporte, aunque permitime hacer algunas salvedades. En primer lugar no comprendo el debilitamiento como una perdida o carencia sino justamente como oposición, como negación de una opción con respecto a la otra, en este caso de la unidad a favor de la multiplicidad. Por esto, a mi entender, la contemporaneidad no solo deja de lado la unidad sino que la combate, para construir sobre sus ruinas algo nuevo. Pensemos en el Angelus novus de Benjamin que contempla impotente las ruinas que ha dejado el progreso en la historia. Ahora bien, no me queda clara la correspodencia o identificación entre multiplicidad y materia. Sí que la materia es o podría considerarse múltiple pero no la identidad entre materia y pura multiplicidad. En Platón, por ejemplo, la multiplicidad se corresponde con el mundo sensible en el que habitan los seres compuestos tanto de materia como de ideas no solo materia.

    Esto me deja en la segunda observación. Si bien la multiplicidad es intrínsecamente desorden, al menos en lo relativo al orden racional, no la considero como vacío en el sentido de nada sino como nada de sentido. Cuando hablo de opción por la multiplicidad estoy "parado" en un más acá de la multiplicidad. Más que en ella estoy o intento situarme en el "sujeto" que realiza la opción y en aquello que alcanza como consecuencia de dicha elección, único momento en el que "verdaderamente" es libre. No discuto que lo que lo conduce, aunque no determina, a tomar esta decisión es la vida y su deseo de perseverar en ella y acrecentarla. Sí y no en el sentido hobbesiano del término. Dice Heidegger: "Toda vida que se limite a la mera conservación, es ya decadencia". La vida del hombre depende de esta opción, si así no lo creyera no hubiera seguido este camino sino otro.

    La unidad, si bien posibilita el conocimiento también hace posible la dominación y por esto mismo atenta contra la propia vida del hombre en su totalidad. No es casual que Bacon haya pensado que el conocimiento es poder. Ahora bien, no ha sido mi intención que se entienda el "sopor", la "relajación" o la "liquidez" como privación sino como un estado en el que vive el hombre en la actualidad. Estoy de acuerdo con vos en que, "permaneciendo" en la unidad pertenecemos a un sistema caracterizado por la dominación y la cara perversa del poder y que la opción por la multiplicidad no nos hace más vulnerables a la lógica de la dominación de por sí. Pero lo múltiple no es una nada de todo sino una nada de sentido que, justamente por ser una nada de sentido, deja al hombre como dormido, como en un estado de inacción más que de pasividad aunque también estoy de acuerdo con vos en que la materia abre la posibilidad de afectación.

    Gracias por tus aportes que siempre me ayudan a pensar. Este espacio es de todos aquellos que quieran sumarse para jugar a filosofar.
    ¡¡¡Qué siga la conversación!!!

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