En el principio...

He decidido crear un espacio de reflexión que permita, en primer lugar, y fundamentalmente, jugar con la filosofía, jugar a filosofar. Disfrutar de la filosofía, no como algo tedioso y académico, sino como algo placentero y provechoso. Y en segundo lugar, explorar las posibilidades que el juego permite en la búsqueda y construcción del conocimiento. Soy conciente de las dificultades que esto implica. Toda búsqueda supone un esfuerzo a la vez que acarrea un beneficio. En fin, en el principio... hay nada y todo se encuentra como pura posibilidad. En el final ya estará todo acabado, y lo interesante del juego es justamente jugar. Es por esto que lo importante no lo encontraremos ni en el principio ni en el final sino en el desafío del proceso.

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