Avicena, filósofo árabe medieval (980-1037)
Avicena o Abū ‘Alī al-Husayn ibn ‘Abd Allāh ibn Sīnā, fue un reconocido médico y uno de los filósofos árabes más importantes de la Edad Media. Nació en Persia, más precisamente en el actual Uzbekistán, en el año 980 y falleció a los 57 años de edad en 1037. Sus principales influencias fueron: Aristóteles, los neoplatónicos y otros árabes como Al Kindi y Al Farabi.
Según Avicena lo primero que concibe nuestro intelecto es que algo es, en otras palabras, la noción de ser (ens). Ahora bien, además de la noción de ser están las nociones de cosa (res) y necesidad (necesse). La cosa o res es un objeto cualquiera del que puede enunciarse alguna verdad, tiene esencia o quididad por lo cual es lo que es. Avicena denomina a la esencia de cada cosa su “certidumbre”, en otras palabras, la esencia es lo verdadero de la cosa. Con respecto a la necesidad, esta es el extremo opuesto de la posibilidad. Todo ser implica necesidad porque por su esencia es necesariamente lo que es no pudiendo ser otra cosa distinta de eso que verdaderamente es.
La metafísica es para Avicena la ciencia primaria, justamente por su objeto primario. ¿Cuál es entonces este objeto? El objeto de la metafísica no es otro que el Ser mismo. Por lo tanto la metafísica estudiará las propiedades del ser, sus divisiones (sustancia y accidente), la prueba de la existencia de Dios y por qué su fin es conocer a Dios. De este fin es que Avicena denomina también a la metafísica como “Ciencia divina”.
Para probar la existencia de Dios Avicena dirige sus pensamientos de la siguiente manera: todo lo que comienza, dice, necesita tener una causa de tal ser. De esta manera damos con una serie de causas o con una cadena de causalidades. Pero la serie no puede ser infinita por lo que tiene que haber una causa primera que sea origen de las demás. Esta primera causa no se puede corresponder con un ser posible sino con un ser necesario que no reciba su existencia de otra causa superior que ella misma. Por lo tanto esta primera causa incausada es Dios.
Un aspecto importante de la teoría aviceniana de la creación fue la distinción, tomada de Al Farabi, en las creaturas entre su esencia y su existencia. La existencia no está contenida en cosas sino que es un accidente de ellas. Dicho de otra manera, podemos concebir ...
...cosas sin saber si existen o no. La existencia es, para Avicena, un accidente de la esencia. En Dios no hay distinción entre esencia y existencia. En el intelecto la esencia existe como un universal, es decir, como un concepto predicable de muchos sujetos. En el mundo real la esencia existe como una cosa singular.
Con respecto al hombre, Avicena dirá que es un compuesto de cuerpo y alma, siendo el cuerpo la parte material del hombre en contraposición a la dimensión espiritual que es el alma. El alma es un ser espiritual independientemente del cuerpo, es inmortal, es forma y perfección del cuerpo, es aquella fuerza que anima al cuerpo, y está dotada de las potencias vegetativa, sensitiva e intelectual de las que hablaba Aristóteles.
El conocimiento consiste, según este filósofo árabe, en la captación de las esencias puras de las cosas, por medio de la abstracción, sin sus características accidentales. La abstracción no es tarea del intelecto humano sino del Intelecto Agente, Dios, que no solo crea a los hombres sino que irradia constantemente formas que se imprimen en las mentes humanas capaces de recibirlas. El Intelecto Agente ilumina la mente de los hombres para que puedan ver las formas puras, y de esta manera, sean capaces de conocer la realidad verdaderamente.
Según Avicena lo primero que concibe nuestro intelecto es que algo es, en otras palabras, la noción de ser (ens). Ahora bien, además de la noción de ser están las nociones de cosa (res) y necesidad (necesse). La cosa o res es un objeto cualquiera del que puede enunciarse alguna verdad, tiene esencia o quididad por lo cual es lo que es. Avicena denomina a la esencia de cada cosa su “certidumbre”, en otras palabras, la esencia es lo verdadero de la cosa. Con respecto a la necesidad, esta es el extremo opuesto de la posibilidad. Todo ser implica necesidad porque por su esencia es necesariamente lo que es no pudiendo ser otra cosa distinta de eso que verdaderamente es.
La metafísica es para Avicena la ciencia primaria, justamente por su objeto primario. ¿Cuál es entonces este objeto? El objeto de la metafísica no es otro que el Ser mismo. Por lo tanto la metafísica estudiará las propiedades del ser, sus divisiones (sustancia y accidente), la prueba de la existencia de Dios y por qué su fin es conocer a Dios. De este fin es que Avicena denomina también a la metafísica como “Ciencia divina”.
Para probar la existencia de Dios Avicena dirige sus pensamientos de la siguiente manera: todo lo que comienza, dice, necesita tener una causa de tal ser. De esta manera damos con una serie de causas o con una cadena de causalidades. Pero la serie no puede ser infinita por lo que tiene que haber una causa primera que sea origen de las demás. Esta primera causa no se puede corresponder con un ser posible sino con un ser necesario que no reciba su existencia de otra causa superior que ella misma. Por lo tanto esta primera causa incausada es Dios.
Un aspecto importante de la teoría aviceniana de la creación fue la distinción, tomada de Al Farabi, en las creaturas entre su esencia y su existencia. La existencia no está contenida en cosas sino que es un accidente de ellas. Dicho de otra manera, podemos concebir ...
...cosas sin saber si existen o no. La existencia es, para Avicena, un accidente de la esencia. En Dios no hay distinción entre esencia y existencia. En el intelecto la esencia existe como un universal, es decir, como un concepto predicable de muchos sujetos. En el mundo real la esencia existe como una cosa singular.
Con respecto al hombre, Avicena dirá que es un compuesto de cuerpo y alma, siendo el cuerpo la parte material del hombre en contraposición a la dimensión espiritual que es el alma. El alma es un ser espiritual independientemente del cuerpo, es inmortal, es forma y perfección del cuerpo, es aquella fuerza que anima al cuerpo, y está dotada de las potencias vegetativa, sensitiva e intelectual de las que hablaba Aristóteles.
El conocimiento consiste, según este filósofo árabe, en la captación de las esencias puras de las cosas, por medio de la abstracción, sin sus características accidentales. La abstracción no es tarea del intelecto humano sino del Intelecto Agente, Dios, que no solo crea a los hombres sino que irradia constantemente formas que se imprimen en las mentes humanas capaces de recibirlas. El Intelecto Agente ilumina la mente de los hombres para que puedan ver las formas puras, y de esta manera, sean capaces de conocer la realidad verdaderamente.
que estaría pensando avisena para hacer su investigación hacerca de la quididad? a que pregunta intentaria responder este autor con su teoría?
ResponderEliminarAgos, como todo filósofo, Avicena buscó comprender la realidad desde sus mismos fundamentos. De allí que podríamos formular como pregunta presupuesta, ¿cuál es el fundamento de todo lo que existe? Para él la respuesta fue la quididad o esencia que le da consistencia a la realidad a la vez que permite también una comprensión y una explicación de ella. Saludos.
ResponderEliminarInteresante, pero no he leído ni una sola palabra sobre su teoría del hombre flotante...
ResponderEliminarInteresante lo del esse (que ud coloca con el término "existencia", no quiero discutir esto) visto por Avicena como un accidente. Ahora, Avicena llega esto por el argumento de que existen entes que no son en la realidad, y allí vemos que ser y esencia son en realidad separables. Pero Avicena, concluye mal y es corregido por Santo Tomás: si el ser adviene cual accidente desde afuera a la esencia, la esencia ya es, por tanto ya tiene ser, ¿cómo se explicaría esto? La esencia siendo y que le adviene el ser desde afuera. Avicena aquí no puede explicar esto. Propone el tema de la metafísica pero no lo resuelve.
ResponderEliminar