Un mundo de apariencias múltiples

La filosofía, al igual que la ciencia, ha buscado la unificación de todo saber, la superación de la multiplicidad en vistas a adquirir conocimiento, sabiduría. Para esto el hombre ha intentado por todos los medios a su disposición la reunión de la multiplicidad por medio de ideas o conceptos, ordenando, catalogando la variedad de objetos y fenómenos que existen.

El hombre busca la claridad, necesita la claridad para poder conocer. Es imposible para el ser humano descifrar un todo desordenado y caótico, y para esto fue creando distintos métodos que le fueron posibilitando su cometido, el conocimiento y transformación de la realidad para su propio beneficio.

Hasta aquí todo bien. El problema surge justamente en esto último: “para su propio beneficio”. Y se pone peor aun cuando esto no es entendido para toda la humanidad sino solo para un grupo social o para un individuo en particular.

A que va todo esto. Pues bien, estas últimas semanas varias noticias han impactado y conmocionado al mundo en distintas formas y por diversos motivos. Una de estas noticias fue la beatificación del Papa Juan Pablo II que reunió en el Vaticano y alrededor del mundo a miles de fieles católicos. Sucedió también la boda real del principe William. Y Otra de estas noticias fue la muerte del terrorista más buscado de todos los tiempos, Osama Bin Laden.

Realmente paradójica esta última noticia por la manera en cómo se dio. Según la información que ha circulado, Bin Laden fue sorprendido en una mansión en Pakistán en la que habría estado viviendo hace un tiempo. Fue capturado y asesinado frente a su familia. Todo esto fue seguido atentamente por el gobierno de los EEUU incluido su presidente. Para la mayoría de los norteamericanos fue el logro del siglo la aprensión del terrorista más buscado, aunque si uno se pone a reflexionar las cosas no son tan básicas. Nunca son tan básicas y menos aún en política.

Fue llamativo que el premio nobel de la paz 2009 anunciara que habían asesinado a un ser humano, no importa quien sea, por orden suya. Interesante también su frase: “EEUU logra lo que se propone”, pura voluntad de poder. Quizás Platón no estaba tan equivocado al describir el mundo sensible en el que vivimos como un mundo de apariencias, una realidad múltiple y cambiante sin orden aparente. No hay quien resista archivo...
...ni hombre que pueda demostrar coherencia en el tiempo. ¿Será una característica propia del hombre o de la época en la que nos ha tocado vivir? Quién sabe. Más allá del resultado final lo ideal hubiera sido que los “defensores de la democracia”, de la libertad y la igualdad, en definitiva, de los derechos humanos, hubieran capturado, detenido, juzgado y sentenciado a Bin Laden como a cualquier otro ser humano.

He aquí otra cuestión. Si le preguntáramos a cualquier norteamericano promedio si considera a Bin Laden como un ser humano seguramente respondería que no, que es un monstruo. Y así, al privarle de su “humanidad” puede ser eliminado fácilmente. Entonces, ¿solo los norteamericanos tienen derechos? ¿Solo ellos son humanos susceptibles de derechos? ¿De qué depende que algunos tengan derechos y otros no? ¿Existe la igualdad de derechos?

La humanidad vive en un hermoso cuento de hadas. Siempre existió pero nunca como en nuestra época una separación abismal entre teoría y práctica, entre lo que decimos y lo que hacemos, entre lo que creemos o queremos que sea y lo que realmente es. Habitamos en un mundo de apariencias múltiples creadas por el mismo hombre. Apariencias que son utilizadas hábilmente con un solo objetivo: concentrar poder. En la era de la disolución pensaríamos que esto debería ser imposible y justamente es lo contrario. En la posmodernidad esto se ve acentuado ya que posibilita que unos pocos hábiles jueguen con estas apariencias para su propio beneficio. No hemos superado aun el “pan y circo” de los romanos. Y los que ostentan el poder continúan jugando con el resto.

Si vivimos en un mundo de apariencias, seamos al menos conscientes de ellas.

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