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Mostrando entradas de 2013

Recensión de los "Diálogos sobre la religión natural" de David Hume

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Digamos, antes que nada, algunos datos referentes al autor en cuestión. David Hume fue un filósofo escocés nacido en Edimburgo en 1711 y fallecido en el mismo lugar en 1776. Entre sus obras más importantes podemos nombrar: “ Tratado de la naturaleza humana ”; “ Investigación sobre el entendimiento humano ”; y “ Diálogos sobre la religión natural ”. A menudo se lo agrupa dentro de la línea empirista, es decir que, para él el conocimiento encuentra su fundamento y fuente en la experiencia.  Ahora bien, los “ Diálogos sobre la religión natural ” comenzaron a ser escritos por Hume aproximadamente en 1750 y fueron publicados póstumamente en el año 1779 por un sobrino del autor, y como su mismo nombre lo indica es un diálogo que consta de tres personajes principales que van exponiendo argumentos a favor o en contra de las pruebas de la existencia de Dios y la posibilidad de la religión como tal, y de un narrador, Pánfilo, discípulo de Cleantes, que relata dichas discusiones a Hermipo.

La filosofía, cátedra y/o plaza

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¿Cuál es el lugar natural de la filosofía? Es decir, ¿dónde vive verdaderamente eso que llamamos filosofía? Si consideramos a la filosofía como algo vivo, dinámico, en otras palabras, como un filosofar constante sobre nosotros mismos y nuestro mundo, ¿A dónde deberíamos ir para encontrarnos con ese movimiento? ¿La cátedra o la plaza? ¿El libro especializado, la fuente original del gran pensador o el manual escolar y el comentario a las pasadas de la gente común? Aclaremos que queremos decir con gente común, en este contexto, a aquellos que no se dedican profesionalmente al estudio de la filosofía.  Si nos remontamos a los orígenes del filosofar encontramos las dos cosas, a saber, academias y plazas. Los primeros filósofos realizaban y compartían sus reflexiones en la plaza o mercado de la ciudad, en el ágora de la polis. Pensemos también, por ejemplo, en Aristóteles y los peripatéticos que pensaban y discutían mientras paseaban y, de esta manera, la filosofía iba surgiendo lent

Sujeto, aprendizaje y filosofar

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Por no tener la posibilidad de considerar algo distinto damos por supuesto algo fundamental, a saber, nosotros mismos. No hemos de olvidar nunca que quien filosofa es el hombre. Por más obvio que resulte decirlo, y mucho más ponerlo por escrito, el hombre es el principio y fin de toda acción humana, y siendo el filosofar una acción humana, es el hombre quien hace filosofía, es él quien intenta comprender, indaga en la realidad, analiza y busca, construye y recrea. No cualquier ser sino el hombre en sus facetas de homo quaerens , homo ludens y homo dicens .  En nuestro tiempo, más que en cualquier otro, se hace claramente evidente que el ser humano es el punto central de toda reflexión, no solo en el sentido de sujeto de reflexión sino también de objeto de estudio, siendo comprendido como ser-en-relación-con. Como consecuencia de esto las cosas que lo rodean, su mundo, son entendidas como aquello que es-en-relación-con-el-hombre siendo siempre el ser humano el axis mundi . De allí

El filósofo-genio, imaginación y barro

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Cuando vemos o utilizamos el término “genio” casi inmediatamente nos remitimos, como por arte de magia, fruto de innumerables adiestramientos inconscientes a partir de reproducciones acríticas de significaciones heredadas a lo largo de nuestro andar constitutivo, a concebir dicha palabra como un adjetivo que califica a dos tipos de seres. Por un lado, y en primer lugar, a aquella persona con características notables en diversos campos, en otras palabras, al sujeto que resalta por su inteligencia y su capacidad o cantidad de conocimientos que demuestra poseer. Por otro lado, a la figura mítica que sale de una lámpara de aceite cuando esta es frotada y que tiene la obligación ineludible de conceder tres deseos al dueño de dicho artefacto en el cual se encontraba atrapado.  Pues bien, cuando mencionamos la palabra “genio” unida a la palabra “filósofo” estamos queriendo significar algo del filósofo, pero nada en relación a los sentidos mencionados anteriormente. Que el filósofo s

Filosofía de la liberación, ¿utopía o proyecto?

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La gran pregunta que surge en un primer momento con cualquier tipo de filosofía es qué entendemos por ella. Si no partimos de una comprensión de lo que sea filosofar es muy difícil comprender qué es lo que decimos cuando tal filosofía dice una u otra cosa, o parte de tales o cuales presupuestos, o se fundamenta en estos o aquellos principios, etc. Podríamos decir que toda filosofía, que se precie de ser tal, comienza describiéndose o explicándose a sí misma, al igual que lo hacemos nosotros cuando conocemos a alguien nuevo. Lo primero es presentarnos, decir nuestro nombre y alguna otra cosa más que de una idea al otro de quiénes somos.  Ahora bien, ¿qué es lo que tienen en común todas, si no la gran mayoría, de las filosofías y por ello hablamos de filosofía y no de otra cosa? Para responder a esta pregunta quizás debiéramos remontarnos al origen mismo de la filosofía, o más particularmente a dónde surge la filosofía denominada occidental. Convengamos que es la única que recibió e

El mito de la escuela, en crisis

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No es ninguna novedad que las instituciones en general, es decir, el Estado, la economía, la política, la justicia, y más particularmente la educación, están en crisis. Desde la persona más formada hasta la persona más sencilla ya se ha dado cuenta de esto. Desde los lugares oficiales, léase gobiernos, pareciera que no se cansan de enviar una y otra vez directivas a favor de la supuesta optimización de la ya super-ultra-archi conocida tríada pedagógica, a saber la interrelación existente en todo proceso educativo de tres actores, el alumno, o estudiante como se lo prefiere llamar últimamente, el docente, y los contenidos. También nos suena ya demasiado familiar las siguientes afirmaciones que, los que nos dedicamos a la docencia las encontramos profundamente contradictorias y hasta opuestas con las mismas prácticas que implementa y propicia el Estado, afirmaciones tales como inclusión social, construcción cooperativa de contenidos, aceptación de las diferencias, perfeccionamiento,

Francisco, nuevos tiempos y la misma tarea de la filosofía

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Cuando los ojos del planeta entero, creyentes y no tanto, cambian de foco y apuntan directamente al “fin del mundo” pareciera ser que se avecina un cambio de paradigma. Hay algo diferente en el aire. Quizás un poco de eso diferente que se percibe sea, justamente, la mirada curiosa del otro. El mundo en este momento mira hacia Roma y tornando su mirada hacia aquí se pregunta ¿De dónde viene ese que ahora dirigirá la Iglesia? ¿América…? ¿Latinoamérica…? ¿Argentina…?  Con cada hecho que acontece las posibilidades que se plantean son grandes, y pareciera que es tiempo de oportunidades, muchas y probablemente provechosas, para estos rincones del mundo. Cosa curiosa esto de pensar la pléyade de posibilidades que se presentan en nuestro camino y las decisiones que habremos de tomar para conducirnos de la mejor manera posible hasta alcanzar una meta que, sin ser el final del recorrido, simplemente marca la senda, orienta y sirve de guía.  El fin último y la principal preocupaci

Tres años junto a ustedes

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El paso del tiempo está siempre marcado por el cambio, porque el tiempo es eso justamente, cambio, movimiento. En estos tres años de caminar juntos ha habido muchos cambios, no solo en las vidas personales de cada uno de ustedes y en la mía sino también en la de millones de personas que cohabitan nuestro lugar en el mundo. ¿Qué cómo nos damos cuenta? Pues bien, gracias a las referencias. De allí que me gustaría, al igual que en el segundo aniversario del blog, mostrarles algunos datos de referencia para ver los pasos dados en este último año.  Publiqué en este año pasado 10 entradas , de temas variados, alcanzando un total de 99.  Gracias al aporte de ustedes el blog tuvo 31 comentarios llegando al total de 130 en estos tres años de vida del blog. Esperamos que este nuevo año que comienza para El Juego de Filosofar venga acompañado de más aportes y participaciones, ya que la idea de este espacio fue originalmente, y lo sigue siendo, embarcarnos juntos en la aventura de la bús

Levinas, la ética como filosofía primera

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Levinas nace en Lituania, más precisamente en la ciudad de Kaunaus, en el año 1905. (Ferrater Mora, 2004: 2124) Su pensamiento fue marcado por grandes filósofos como E. Husserl  y M. Heidegger . Según Pintor Ramos, Levinas se podría enmarcar en la generación de filósofos franceses influidos por lo que se ha dado en llamar la generación de las tres “H”, a saber, Hegel , Husserl y Heidegger . (Pintor Ramos, 1995: 22) Estas podríamos decir que son sus influencias filosóficas, pero podemos encontrar también influencias no filosóficas como las de su maestro talmúdico Monsieur Chouchani . (Critchley, 2004: 11) Esto nos posibilita plantear la doble faceta del pensamiento de este filósofo. Por un lado, su postura enmarcada dentro de una tradición de pensamiento occidental, griego, y por otro lado su afán por destruir este pensamiento y de conjugarlo con una tradición más bien oriental, judía.      El centro del pensamiento levinasiano podríamos ubicarlo en la ética . Esta es, según el aut