Entre el fundamento y lo útil - Atomistas y Sofistas. Presocráticos (quinta parte)

LOS ATOMISTAS: LEUCIPO Y DEMÓCRITO

Leucipo (480-370 a.C.), fue el fundador de la escuela atomista mientras que Demócrito fue su discípulo. La escuela atomista es un nuevo intento para superar el problema planteado por Parménides de la unidad del Ser y la pluralidad del mundo físico.

Para los atomistas el principio de comprensión y fundamento de la realidad van a ser los átomos, cuyas características son: indivisibles, llenos, sólidos, compactos, idénticos e inalterables. La generación de las cosas se producirá entonces por la agrupación de átomos, mientras que la corrupción consistirá en la separación de los mismos. La conjunción entre átomo y vacío explicaría por lo tanto el movimiento, el cambio, y la multiplicidad. La diversidad de cosas proceden de los átomos que se mueven en el vacío generando o corrompiendo cosas.

Los átomos se diferencian entre sí geométricamente por su figura, tamaño, orden y posición. Son elementos positivos de toda la realidad. Todo ente corpóreo, es decir, todas las cosas que existen en el mundo físico, están constituidos por una suma de átomos separados entre sí por el vacío y delimitado externamente por este. La causa del movimiento de los átomos no es otra que su misma naturaleza inestable, su continuo movimiento de agrupación y separación. Los átomos son originaria y eternamente móviles, se mueven necesariamente pero sin finalidad. De allí que los filósofos atomistas recibieran el nombre de filósofos del azar. Para ellos el mundo ha sido originado casualmente por la unión caprichosa de los átomos.

En cuanto al conocimiento, para los atomistas el alma, al igual que el cuerpo, consta de átomos. No hay preeminencia del alma sobre el cuerpo...
...ni distinción del conocimiento sensible del intelectual. Según estos filósofos, de las cosas emanan átomos que llegando a los sentidos, o al alma, impresionan a los átomos semejantes a ellos produciendo el conocimiento. Algo parecido al proceso de conocimiento propuesto por Empédocles.  


PROTÁGORAS (485-411 a.C.)

 Nacido en Abdera alrededor del siglo V a.C. fue uno de los grandes sofistas a los que más tarde se opondría Sócrates y Platón. La palabra sofista es sinónimo de sabio aunque adquiere un significado negativo desde Sócrates, especialmente con Platón y Aristóteles, por el mal uso que hacían los sofistas de la retórica, no como medio para alcanzar el bien y la verdad sino para provecho material propio.

La principal característica de la sofística es el interés por el hombre y todo lo que a él se refiera, manifestándose en los principios morales y en las reglas de conducta. La sofística se ocupó del hombre buscando un saber práctico en vez de teórico, un saber útil. De esta forma la filosofía para los sofistas dejó de ser la búsqueda desinteresada de la verdad y se convirtió en una profesión. En un medio para ganar fama y fortuna muchas veces a costa de la verdad.

Protágoras impartió sus enseñanzas por varias ciudades griegas, entre ellas Atenas, donde conoció y tuvo trato con Pericles y Sócrates, entre otros. Entre sus obras podemos nombrar: “Sobre la verdad”; “Sobre los dioses”; “Antilogías o contradicciones”. Al igual que los pluralistas y los atomistas rechaza la univocidad del Ser parmenídeo. Según Platón habría admitido la doctrina del movilismo de Heráclito.

Ahora bien, su pensamiento supone una filosofía del conocer, de la verdad y el error. Si las cualidades contrarias se dan a la vez en las cosas, es imposible construir una ciencia natural con certeza y capaz de verdad. De allí que se lo considere relativista. Para Protágoras el hombre es quien determina la verdad del objeto que conoce porque el conocimiento se fundamenta en los sentidos. De este filósofo es la célebre frase de que “El hombre es la medida de todas las cosas”.

Este relativismo termina finalmente en una doctrina amoral. Si es imposible conocer una verdad universal y necesaria, pues es también imposible conocer el bien universal. No hay entonces criterios para distinguir el bien del mal, salvo la utilidad.


GORGIAS (438-375 a.C.)

Sofista al igual que Protágoras, nació en la Magna Grecia, sur de la actual Italia. Fue discípulo de Empédocles. Su principal obra es “Sobre la naturaleza o el no ser”. Se opuso a los principios del pensamiento eleático (Parménides y Zenón) por medio de tres tesis: nada existe; si algo existe no puede ser conocido; si se puede conocer no puede ser comunicado.

Gorgias rechaza tanto la existencia del Ser como del no-Ser. Para el nada existe, por lo tanto no hay Verdad sino que hay verdades relativas a cada hombre. El ser se desvincula de esta manera del pensamiento y la palabra se desvincula de la realidad. La palabra pasa a ser independiente y autónoma estando al servicio del hombre y no a la representación de la realidad. De allí que no pueda dar a conocer la verdad pero que sí pueda ser utilizada para persuadir y convencer.

La retórica será para este autor el dominio de la palabra, el instrumento útil para dominar. El Ser será aparecer y enunciar dejando a la realidad vacía e inconsistente. No importará ya lo que las cosas sean sino lo que se piense y opine de ellas.

(Continuación: Sócrates, un mártir de la filosofía (470-399 a.C.))

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